El tai-chi es un arte
marcial interno que consiste en la ejecución armónica de secuencias de
movimientos de forma suave. Está interrelacionado con la medicina tradicional
china y ayuda a eliminar los posibles bloqueos existentes en los denominados
meridianos de circulación energética del organismo.
Según
explica a Infosalus Concha
Herrera, instructora de tai-chi de la Asociación Española de Tai-chi Xin-Yi,
los beneficios de la práctica de esta disciplina oriental son amplios y van
desde la mejora en la circulación, la respiración y los principales órganos
hasta el aumento de la elasticidad y flexibilidad del cuerpo en su conjunto.
El tai-chi
se ejecuta a través de secuencias de movimiento como sucede en un baile suave y
es una forma de relacionarse con el espacio en armonía. "Prepara en primer lugar el cerebro, al
aprender la secuencia de movimientos, para después ejecutarla en un tiempo que
en el caso de la tabla básica de 24 movimientos es de 5 minutos y 14 segundos",
aclara Herrera.
La maestría se deriva de la ejecución en armonía de los
movimientos en el tiempo establecido. "Cada
persona debe encontrar su ritmo, un instructor tiene que tener
este nivel de experiencia pero quien lo practica debe escuchar su cuerpo y ver
en qué movimientos puede detenerse más o menos tiempo de forma armónica".
Según
señala Herrera, los novatos prefieren los movimientos que requieren un menor
esfuerzo pues su cuerpo aún no está preparado para los que requieren una mayor
flexibilidad o equilibrio."La
suavidad en los movimientos se consigue a base de trabajar y trabajar",
afirma la instructora.
Al
practicar el tai-chi la base del pie queda 'arraigada' al suelo, manteniendo el
equilibrio, mientras que a través de la columna el resto del cuerpo se elonga
hacia el cielo. "De esta forma la columna vertebral se destensa, de ahí
sus beneficios para la espalda", apunta Herrera.
Los movimientos se ejecutan dentro de un
círculo espacial de trabajo y como si se portara una bola de energía de tamaño
medio, ni tan grande como un balón de baloncesto ni tan pequeña
como uno de balonmano. La bola se gira, se eleva, se baja o asciende según los
movimientos ejecutados.
Sus
beneficios se van notando con el paso del tiempo en un mayor equilibrio interno
y externo, mejoras en la memoria y en una armonía que al buscarse de forma
externa va calando hacia el interior.
"Se
trabaja con las articulaciones, el equilibrio, el sistema ocular, la cintura y
a través de estos movimientos se aporta salud a órganos internos como el riñón,
los pulmones o el hígado", explica Herrera. El tai-chi ha mostrado ser útil en la
menopausia, en la que se logra detener el deterioro óseo, en las afecciones de
espalda o la hipertensión.
UN POCO DE HISTORIA
Según
explica Herrera, aunque la revolución china dejó de lado esta disciplina, Mao
Tse Tung la recuperó para su ejército cuando al decidir enseñarles Kung-Fu, los
maestros orientales exigieron introducir también entre los soldados el tai-chi.
"El kung-fu es el
arte marcial externo mientras que el tai-chi sería el arte marcial interno,
ambos se complementan", señala la instructora.
Herrera
señala que los estilos de tai-chi existentes en China podrían alcanzar los
3.000 aunque en Europa y Occidente se han extendido los estilos Yang y Cheng.
La Asociación Española de Tai-chi sigue el último estilo que salió de China,
hacia la década de los 70 y 80 del pasado siglo, el conocido como Cuerpo-Mente
(Xin-Yi) difundido por el maestro Xia-Zi-Kai. Según comenta a Infosalus Teresa
Laguna, vocal de la junta directiva, la asociación se creo en 1989 y es la más
numerosa en España, con más de 500 socios.
Cuenta
Herrera que China guardó como un tesoro el tai-chi hasta que sus principales
maestros decidieron que tenían que exportarlo fuera para que tras la inevitable
importación de valores occidentales fuera precisamente Occidente quien
revalorizara la disciplina y se la devolviera a China.
La volatilidad que parece tomar
el cuerpo en la práctica de este arte marcial a través de sus suaves
movimientos hizo a uno de los maestros chinos de la disciplina,
Cheng-Man-Ching, definirlo como 'nadar en el aire'.
Los
nombres de los movimientos son evocadores pero también explicativos y se
inspiran en la naturaleza ('cigüeña despliega sus alas' o 'acariciar las
nubes'), en movimientos ('Rechazar, Apartarse, Presionar, Empujar') o en el
propio cuerpo ('Cepillar la rodilla'). Dentro de la inspiración oriental
también se encuentran los principios o normas de comportamiento para aquellos
que practican tai-chi que se refieren a la armonía, la belleza, el respeto, la
plenitud, la obediencia al maestro, fidelidad, sinceridad u honestidad.
"Estamos en el tiempo del metal, la
naturaleza dura, y el órgano que se trabaja es el pulmón", explica Concha
sobre el otoño. En cada estación se realizan determinados
ejercicios de respiración relacionados con el elemento predominante. El tao, el
símbolo del ying y el yang, así como los cinco elementos de la medicina
tradicional china (agua, madera, fuego, metal y tierra) y su asociación con las
distintas épocas del año también tienen un papel importante en el tai-chi.
COMENZAR CON EL TAI-CHI
Quienes
más se acercan a esta disciplina son los mayores de 40 años ya que a los
jóvenes les parece algo lento, salvo que se desplieguen los denominados
movimientos de espada, más atractivos pero que requieren un entrenamiento
físico anterior en tai-chi para su desarrollo.
Entre las ventajas del tai-chi está
que se puede practicar en cualquier lugar aunque Herrera señala que es en la
naturaleza donde se pueden conseguir los mejores beneficios.
Otro de
sus puntos fuertes es que requiere de mucha concentración para seguir la
secuencia de movimientos de forma equilibrada y armónica: obliga a pensar sólo
en el movimiento y dejar atrás todo tipo de preocupaciones para dedicarnos
exclusivamente a su práctica.
Para quien quiera comenzar a
practicarlo, Herrera aconseja llamar a la asociación y descubrir en qué centro
más próximo existe un instructor, realizar una clase de prueba y experimentar
en propia piel en qué consiste.
La
instructora apunta para su práctica utilizar ropa cómoda y siempre ir calzado
con zapatillas flexibles que dejen al pie y al tobillo moverse con facilidad. En términos conservadores los
beneficios se observan a los tres meses, aunque Herrera señala que desde la
primera sesión existen efectos positivos.
Las
clases, de aproximadamente una hora u hora y cuarto se inician con ejercicios
de calentamiento de las articulaciones, para pasar a trabajar con la
respiración y pasar luego a aprender la forma, las secuencias de movimiento.
"El
tai-chi es un camino, llegas por la elasticidad y luego te aporta otras cosas,
el cuerpo y la mente se benefician de esa mayor flexibilidad y la mayor
capacidad de introspección ayudar a aspectos básicos como saber escuchar,
afrontar las relaciones laborales y manejar el estrés", explica Herrera.